Sé mi esposa”.
Ella tenía 13 años cuando él le dijo: “Sé mi esposa”.
En una pista de baile, un chico delgado con brillo en los ojos se acercó y dijo:
— “Acabo de darme cuenta de que todos mis poemas son para ti. ¡Cásate conmigo!”
La niña lo miró tranquila y respondió:
— “Está bien. Pero primero déjame terminar la escuela.”
Él era Gabriel García Márquez.
Ella, Mercedes Barcha Pardo .
La boda... ocurrió 13 años después.
“Nunca estuvimos comprometidos. Solo esperamos pacientemente lo que estaba destinado para nosotros,” — recordó Márquez en su vejez.
Mientras Gabo escribía encerrado en su cuarto "Cien años de soledad", Mercedes sostenía su mundo con fuerza:
— Creyó en él,
— Alimentó a la familia,
— Y jamás dudó de que su esposo era un genio.
Cuando el manuscrito estuvo listo, no tenían dinero ni para enviarlo.
Mercedes vendió lo último que tenía: un secador y una batidora.
Meses después, el mundo conoció el nombre de Gabriel García Márquez.
Ese libro le trajo fama, reconocimiento mundial y el Premio Nobel.
Detrás de cada gran hombre, hay una mujer que creyó en él…
cuando el mundo aún no lo hacía.
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