Al juzgar a otros.


 El aforismo que sostiene que "al juzgar a otros, en realidad, nos estamos revelando a nosotros mismos", encapsula una verdad psicológica y ética de gran profundidad. Cada juicio que emitimos actúa como un espejo que refleja nuestras propias limitaciones, prejuicios y valores, más que la realidad del otro. Esta noción resuena con las ideas de Carl Jung, quien afirmaba que lo que negamos nos somete, mientras que lo que aceptamos nos transforma.

Juzgar a los demás a menudo proviene de una proyección inconsciente, donde atribuimos a otros lo que no hemos resuelto en nuestro interior. Por ejemplo, alguien que critica la falta de disciplina de otro puede estar manifestando su propia lucha con la procrastinación, convirtiendo el juicio en un mecanismo de defensa que nos aleja de aspectos incómodos de nosotros mismos. Desde una perspectiva ética, esta cavilación nos invita a cultivar la humildad epistemológica, reconociendo que nunca poseemos una visión completa de las historias y motivaciones ajenas. Siguiendo el pensamiento de Sócrates, la verdadera sabiduría comienza al aceptar nuestra ignorancia. En lugar de juzgar, la filosofía nos anima a observar, preguntar y escuchar. ¿Qué sucedería si cada juicio se transformara en una oportunidad para la autoexploración...?.
Un dato interesante es que el psicólogo social Jonathan Haidt descubrió que el 90% de las personas se considera más objetiva y menos prejuiciosa que el promedio, un fenómeno conocido como "sesgo de punto ciego", que explica la dificultad de reconocer nuestros propios juicios como subjetivos. Así, incluso nuestra mente puede engañarnos, haciéndonos creer que somos más justos de lo que realmente somos..

Comentarios