Sus flores se estaban marchitando.

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el pino.

Volviéndose hacia el pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la vid. Y la vid se moría porque no podía florecer como la rosa. La rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el roble.

Entonces encontró una planta, una fresia (un bulbo de origen africano), floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un roble o una rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: «Intentaré ser fresia de la mejor manera que pueda».

Estás en estas vida para contribuir con tus dones y con lo mejor que puedes ofrecer de ti mismo. No esperes otra ocasión para hacerlo, nunca se sabe quien puede ver tu perfume o fragancia. Estas moralejas de superación nos enseñan que no hay posibilidad de que seas otra persona mejor que tú mismo.

Simplemente mírate a a los ojos y no intentes ser algo que no eres, porque además de hacerlo mál, ocultarás tus tesoros y tus dones al mundo y a los demás.

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