La Vanvera.
En una sociedad donde hasta los gases debían ocultarse con elegancia, la Venecia del siglo XIX inventó un dispositivo tan ingenioso como insólito: la Vanvera, un artefacto secreto diseñado para silenciar y perfumar las flatulencias en público. Inspirado en antiguos mecanismos usados en Roma y Egipto durante banquetes imperiales, este aparato volvió con fuerza siglos después, refinado en dos versiones: la Vanvera da Passeggio, oculta bajo las faldas o capas para liberar los gases en privado gracias a una cuerda discreta; y la Vanvera da Alcova, que canalizaba los olores hacia otra habitación o al exterior mediante tubos largos, usada especialmente por hombres durante la intimidad. Con cámaras para retención y compartimentos con hierbas aromáticas, la Vanvera respondía al mandato social de mantener las apariencias a toda costa. Hoy, aunque ha desaparecido, algunos lingüistas creen que la frase “parlare a vanvera” (hablar sin sentido) proviene de este invento, que simboliza cómo lo natural fue disfrazado hasta volverse absurdo. Web

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