He decidido.
He decidido adoptar un ritmo de vida más lento,
saboreando los momentos sin un destino en mente.
Mis mañanas comienzan con una taza de café tranquila,
lo que me permite sumergirme en la belleza que me rodea.
Son las pequeñas cosas las que encienden mi inspiración:
observar la vibrante vida de mi jardín, escuchar el canto
de los pájaros, lo que se siente como un intercambio mutuo
de gratitud.
Ver cómo mis semillas se transforman en flores me llena de alegría, y encuentro consuelo en ensuciarme las manos, vistiéndome
con ropa vieja que me permite cultivar o pintar con libertad.
Ya no siento la necesidad de vestirme para impresionar;
encuentro satisfacción en mi auténtico yo.
Mi rostro, adornado con arrugas y líneas de expresión,
cuenta una historia que atesoro, reflejando un capítulo alegre
de la vida donde puedo aceptar y amar plenamente quien soy.
Estoy muy agradecida por llegar a esta etapa de mi vida,
en la que el drama no tiene cabida y se practica la aceptación.
Es como una recompensa por los años difíciles que ya quedaron atrás y estoy realmente aquí para cada momento precioso...
Web
Comentarios
Publicar un comentario