Cada pequeño acto de bondad, por insignificante que sea, se propaga infinitamente en el espacio y en el tiempo, cambiando vidas desconocidas para aquel cuyo espíritu generoso originó ese eco benigno, porque la bondad se transmite de unos a otros y crece cada vez que esto ocurre, de tal suerte que un mero acto amable se transforma, años más tarde y mucho más lejos, en una demostración de valor y altruismo. Así ocurre también con cada pequeña mezquindad, cada manifestación de odio, cada acto malvado.
Este día inolvidable, H. R. WHITE
AnA OrnY
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