Sanar.
He llegado a entender que sanar no significa borrar, y seguir adelante no significa olvidar.
se suavizan, se desplazan, pero siguen siendo parte de mí.
Y eso está bien.
Ya no espero el día en que cada cicatriz se desvanezca o cada dolor desaparezca para permitirme la alegría.
La felicidad y el dolor pueden coexistir, uno no anula al otro.
Puedo reírme mientras llevo el peso de lo que una vez me rompió.
Puedo amar profundamente,
incluso aunque sienta dolor en el corazón.
La vida no se trata de "superar" todo; se trata de aprender a sostener tanto el dolor como la alegría con gracia, permitiéndoles moldearme sin definirme.

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