Tû, mujer cactus.
Ella creció allí, en la aridez de un desierto sin caricias ni abrazos, lleno de roces que ardían, en un hogar de aullidos salvajes, de inocencia interrumpida de compañías que herían ...
Ella creció allí
Sobreviviendo a los fantasmas de la noche, llenando de espinas su piel, afilándolas para defenderse de aquellos que se escurrían entre las sombras a mancillarle la piel.
Nunca supo de risas o juegos de besos puros, de abrazos dulces o vestidos nuevos.
Así que se secó por dentro
No volvió a llorar cubrió de púas su pecho y decidió no averiguar qué significaba la palabra amar...
Pero él la conoció y enamorado se negó a verla marchitar, le costó mil heridas poderse acercar,
“Déjala es un caso perdido" -le decían-
"Apártate, hay mil mujeres sanas en el mundo" -Repetían-
"Huye a tiempo! O todo tu amor se derramará entre los vacíos de su corazón y te dejará seco"
Pero él se quedó, no quiso escuchar y un día la levantó en sus brazos como a un siervo sin fuerzas cansado de correr,
Sus espinas ávidas de dañar, se metieron profundas en su cuerpo,
pero el calor de tanto amor represado, las derritió en su pecho
ella entonces dejó de esperar un golpe más
y por primavera vez, un ser distinto a todos los que conoció,
al fin la enseñó a confiar.
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