La joven de la perla.
¿Crees qué lo que ves es una perla brillante colgando de su oreja? Mira otra vez.
La joya alrededor de la cual gira el misterio de la pintura es fruto de tu imaginación.
Con un movimiento de la muñeca y dos hábiles toques de pintura blanca, el artista engañó a los corticales visuales primarios de los lóbulos occipitales de nuestro cerebro.
Si observas con atención, no verás ningún hilo que vincule al adorno con la oreja. Hasta su forma esférica es un engaño.
La preciosa gema de Vermeer es una opulenta ilusión óptica, una que refleja nuestra propia presencia ilusoria en el mundo.
«La joven de la perla»
Pintura de Johannes Vermeer
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