"Donde duele, sana".
"Donde duele, sana"
No hizo falta bisturí, ni receta, ni promesa ajena.
Un día cualquiera —sin aplausos ni testigos—
empezó a coserse la herida,
esa que nadie más veía,
la que dolía en la sombra,
cuando todo callaba y el alma gritaba bajito.
No culpó más al pasado,
ni al que se fue sin despedirse,
ni al que hirió sin darse cuenta.
Comprendió que no siempre se puede elegir lo que duele,
pero sí qué hacer con ese dolor.
Y con hilo de ternura y aguja de paciencia,
empezó a unir los pedazos:
no para olvidar, sino para entender.
No para fingir que no dolía,
sino para amarse incluso con cicatrices.
Porque hay un momento —solo uno—
en el que uno deja de decir “me hicieron”
y empieza a decir “me estoy sanando”.
Y ese día,
aunque nadie lo sepa,
es el primer día del resto de tu alma.
_Víctor Hugo Sánchez
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