Tener una madre.


 Tener una madre es tener un regazo

para cuando hace frío,

para cuando estás triste,

para cuando estás perdido.

Tener una madre es tener un plato

para cuando tienes hambre,

un abrazo para cuando tienes miedo,

un beso para cuando estás herido.

Y aunque puedas verla llorar

ella no entiende de miedos

ni tan siquiera a la muerte,

solo teme al destino.

Su única pena, el peor de los castigos,

será abandonar este mundo,

sabiendo que nadie te podrá querer

como ella te ha querido.

Ilustración:  Gustav klimt.

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