Ella era mucha mujer.



Ella era mucha mujer,

una mujer sin adornos,

demasiado divertida para los serios,

demasiado fuerte para los flojos,

era demasiado dulce para tanto patán

y demasiado hembra para tanto bąboso,

complicada para los simples

y demasiado lista para los bøbos.

Ella era demasiada mujer,

y era feliz a su modo,

aunque se rompiera mil veces,

mil veces recogía sus trozos,

a veces tocaba el cielo,

y a veces caía en el lodo.

Ella era demasiada mujer

y una mujer así,

no es mujer para todos.


Fernando García.

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