300 francos por una tarta de cumpleaños.


Una vez contó Gaston Lenôtre: Una vez, una clienta me preguntó cuánto le costaría una torta para el cumpleaños de su hija, y le respondí que 300 francos.

Me dijo sorprendida: "¿Por una tortita? ¡Es demasiado!"

Entonces le pregunté: "¿Cuánto pensaba que costaría?"

"Como mucho 100 francos, es una torta simple."

Le respondí con una sonrisa: "Por 100 francos, hágala usted misma entonces."

“Es que no sé hacerla”, me dijo.

"Por 100 francos más le enseño, y además de ahorrarse los 200 francos, adquirirá el conocimiento para la próxima vez."

Le pareció bien y aceptó. Así que le expliqué lo que necesitaría para empezar:

"Necesitará herramientas: cortantes varios, palo de amasar, balanza, batidora, moldes, colorantes, bowls, acetato, polifan... entre muchas otras cosas."

Pero respondió: "No tengo todo eso, y no voy a comprarlo solo para hacer una torta."

"Bueno, por 100 francos más le alquilo mis utensilios y podrá hacerla conmigo."

“Está bien”, me dijo, aunque no muy convencida.

"Listo, la espero el viernes para empezar."

“No puedo el viernes, pero hoy tengo tiempo”, me dijo.

"Lo siento, hoy no puedo enseñarle ni prestarle mis cosas. Además, le falta la materia prima: manteca, huevos, chocolate, crema, harina, entre otras cosas."

“Uy no, hacer esas compras me llevará mucho tiempo. ¿Podría venderme lo que necesito de su propio stock?”, me preguntó.

"De acuerdo, solo porque quiero que entienda todo el trabajo que hay detrás. Pero sea puntual, tengo más tortas que entregar. La espero mañana a las 5 am para comenzar."

"¿A las 5 am? Es muy temprano. Mejor le doy los 300 francos. Ya hice mis cuentas y me va a salir más caro si lo hago yo."

Moraleja: no se paga solo por mezclar ingredientes. Se paga por el conocimiento, las herramientas, la dedicación y la garantía de un buen trabajo.

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