Los antiguos barreños de zinc.

 

Los antiguos barreños de zinc, esos recipientes versátiles y prácticos que solían encontrarse en los hogares antiguamente, evocan una época en la que la funcionalidad era clave. Estos barreños eran tan útiles que servían para diferentes propósitos en las casas.

En primer lugar, eran utilizados para lavar la ropa. Su tamaño y forma facilitaban este trabajo doméstico tan importante. Las amas de casa utilizaban estos barreños para frotar y enjuagar las prendas, dejándolas impecables y listas para secar al sol.

Pero no solo eso, los barreños de zinc también solían emplearse para meter la ropa en azulillo, un producto que otorgaba un toque de blancura y frescura a las prendas. El azulillo era disuelto en agua dentro de los barreños, y la ropa se sumergía en él para obtener ese efecto deseado.

Por otro lado, estos recipientes se convertían en pequeñas e  improvisadas piscinas durante los calurosos días de verano. Los niños se bañaban y jugaban en ellos, disfrutando de refrescantes momentos de diversión sin necesidad de acudir a una piscina. Estas ingeniosas soluciones eran el resultado de la creatividad y la adaptación a los recursos disponibles en el hogar.

En la actualidad, los barreños de zinc han caído en desuso debido a los avances tecnológicos y las nuevas opciones de lavado de ropa disponibles en el mercado. Sin embargo, en las casas patio cordobesas es común verlos colgados en sus paredes a modo de decoración, como un recordatorio de una época pasada y de las múltiples utilidades que tenían estos versátiles recipientes.

Foto :lacocinika Texto: Zarco 13


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