¿SABES QUÉ ES LA DESGRACIA?
Imagínate a una muchacha enamorada sin esperanza, enamorada desde hace tres años. Siempre sueña con encontrar a su amado en alguna fiesta de manera de poder conversar con él a solas, ya que siempre se ve obligada a verlo en la facultad, donde hay tantos alumnos. Él es profesor.
Por fin, él le dice que tal vez va a ir a la fiesta X. La muchacha no duerme ni se alimenta: sólo espera esa noche decisiva. Ella va con algunos amigos, a eso de las 22 hrs. Como él es muy puntual no duda que ya debe estar allí.
La muchacha es miope, se pone los anteojos y mira, él no ha llegado aún. Así está dos horas. Nada. Vacío. Esterilidad. Ella se saca los anteojos y comienza a beber vino. Inmensas cantidades. Luego no sabe qué sucedió salvo que no podía ver a nadie. Estaba ciega. Vuelve a las 5 de la madrugada, silenciosa y completamente borracha.
Al día siguiente se despierta con gusto a muerte. Lo llama por teléfono a él con alguna excusa, sólo para oír su voz. El diálogo fue así:
- ¡Hola! Es Alejandra.
- Ah! ¿Qué le pasó ayer?
- Nada. ¿Por qué?
- Porque la vi en la fiesta X. Llegué después de medianoche. La miré muchas horas para saludarla. Pero usted me miraba y no daba señas de reconocerme. Creí que se enojó conmigo...
¿Dime si no es digno de Kafka? He quedado tan asustada, tan dolorida.
------------------------------------------------------------
ALEJANDRA PIZARNIK, la misma historia, pero ahora transformando el dolor en arte:
"El vino no quiso discernir. Entró en mí, me tomó desierta y temblorosa, y colmó de ceguera mi mirada. El vino no quiso discernir, no quiso comprender la simple historia de una muchacha enamorada -tres años ya. Y ahora estoy muda y ciega para decirle a mi amado...
Es la derrota absoluta. Sí. Y la solución es lo impensable. Una nació. Me obsequiaron una vida, una sola, que debo romper -yo misma. El acto de romper mi vida se desenvuelve en distintas etapas, únicas e insustituibles. En cada una de ellas yo debo decir, mientras realizo la ceremonia destructora: ¡Una vez, no más!
No. El vino no quiso discernir. Es curiosa la cantidad de miedo que puede sobrellevar una sola persona. De no ser el miedo, yo no hubiera bebido. Es como perder el barco que me habría llevado a la isla dichosa, allí, donde hay una -una, nada más- posibilidad de vivir. Es como si el aire todo, colmado de cuchillos rabiosos, hubiera formado un muro muy espeso, para impedirme ver al que yo amo. ¿Cómo resignarme ahora, cómo retornar a esta opresión y a este vivir horrendo, si sé que hubo una posibilidad para mí, y que yo no pude tomarla? ¿Cómo no arañarse, cómo no acuchillarse, cómo no reventar en gritos terribles? Si una voz, si tan sólo una voz me dijera que no fue verdad, que habrá otras circunstancias, otras oportunidades, si me dijera que aún hay un tiempo de risas y un tiempo de sueños para mí. No hay consuelo posible, ni solución alguna. Tal vez una flor en el aire o un pájaro en el pecho me anuncien un poema. Pero de solución o de posibilidad de vivir, ya no se podrá hablar: el horizonte se ha suicidado".
Web
Comentarios
Publicar un comentario