«LA SIERRA DE CAZALLA Y LOS BANDOLEROS».

 

«LA SIERRA DE CAZALLA Y LOS BANDOLEROS».

«MURIÓ EN CARÁCTER, como deben morir los valientes: vestido, calzado y sin sacramentos».

¡QUIETO todo el mundo! ¡Alto a "Curro Jiménez"! Los jinetes dieron poca importancia a las voces, pero pronto se arrepintieron y pararon sus monturas. Quince trabucos naranjeros les estaban rodeando, mientras que, desde lo alto de un cerrillo bajaba con elegancia y majeza "Curro Jiménez" sobre su caballo "Pantalones", un alazán con cinco años en los dientes.

Tras el exitoso asalto, "Curro" montó a "Pantalones" y se encaminó confiado hacia una venta, el paso del caballo era lento, el jinete dirigía su mirada a los campos a través de las calles de olivos. La aceituna se encontraba en plena recolección, el trajín de las reatas de mulos se ligaba con el cante alegre de las muchachas que se encaramaban a los árboles en escaleras de pintores:

-"A la niña que está en la bamba

-se le ha caído un volante

-y no lo quié recogé

-porque el novio está delante".

La Guardia Civil presionaba cada vez más; por lo que “Curro” pasó varios meses recluido con su partida en la Sierra de Cazalla. Pero llegó el día que decidió bajar para echar un vistazo y se dirigió solo, para no levantar sospechas, a la venta de su compadre "Juan Galindo" en las cercanías de la localidad cordobesa de Posadas. Cuando charlaba con su compadre mientras tomaban unos tragos de "cazalla", el buhonero se despidió dando las buenas tardes; "Curro" reparó entonces en él, “no te preocupes es solo un buhonero que desde hace tiempo vende sus baratijas por la zona y cuando acaba pasa por la venta a tomar un trago”, le comentó "Galindo".

¡CURRO estás perdido!, entró despavorido uno de los criados de la venta, la casa está rodeada de guardias civiles. Los hay por todas partes, no puedes escapar.

"El Barquero", mientras consumía otro trago de "cazalla", pudo comprobar que, efectivamente, era numerosa la tropa que rodeaba la venta. No tengo más solución que la sorpresa. En llegando al olivar estoy salvado.

¿Y cómo conseguirás salir de aquí? Preguntó "Galindo".

Cuando yo dé la orden me abrís el portalón de par en par saldré al galope sobre "Pantalones"; lo demás es cosa mía.

En la puerta se oyeron unos aldabonazos y una voz que clamaba: "¡Abran a la Guardia Civil!".

¡Adelante Pantalones!, ¡Paso a Curro Jiménez!, ¡Paso a Curro Jiménez! La tropa comenzó a disparar y una de las balas acabó con "Pantalones", Curro se apostó detrás de un árbol. El cerco se estrechaba y la voz del teniente "Castillo" se hizo oír en el olivar:

"¡Ríndete, Curro y prometo interceder en tu favor!".

¡Se lo agradezco, pero a "Curro Jiménez" nadie le pone la mano encima como no sea muerto! Al terminar la frase derribó de dos pistoletazos a los dos guardias civiles que más cerca estaban; continuando así hasta que una bala le alcanzó en el hombro, después otra en la pierna, la última le atravesó el pecho coincidiendo con el último disparo, ya al aire a modo de salva, de uno de los bandoleros más sangriento de la historia del BANDOLERISMO ANDALUZ.

Corría el día dos de noviembre, día de los "Fieles Difuntos", de 1849; acababa de morir "CURRO JIMÉNEZ", “El Barquero de Cantillana”.

Su vida poco, o nada, tuvo que ver con aquel famoso serial televisivo.

PD: Los guardias civiles caídos en aquella jornada fueron las primeras bajas sufridas en la historia de la BENEMÉRITA.

"Curro Jiménez", Francisco Antonio Jiménez Ledesma "El Barquero de Cantillana" ¡¡BANDOLERO!!

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