La tristeza a veces es una casa vacía.
La tristeza a veces es una casa vacía,
donde el eco de risas ya no habita.
Una puerta que cruje en la memoria,
un rincón donde se guardan los sueños caídos.
Es el peso de lo que no fue,
de lo que se fue sin despedirse.
Pero en sus paredes se dibujan sombras,
y en esas sombras, el tiempo sana.
Porque hasta en la tristeza hay belleza,
en la quietud, en el silencio que abraza.
Y cuando las lágrimas cesan,
siempre hay un susurro de luz que regresa.
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