Aquel que hoy perdona.

 


Aquel que hoy perdona, lo hace en memoria de cuando fue perdonado;  aquel misericordioso, por quien lo arropó del frío; aquel de buen corazón, por padecer hambre y desprecio. 

No hay virtud sin padecimiento, y siempre, siempre es contra algo. Todo lo llevamos dentro: el paraíso y el infierno, la víctima y el cómplice, la vida y la sentencia de muerte.  

Cuando creamos que la existencia es amarga y tengamos fijación en la miserabilidad de este mundo...

¡Perdonémonos todos, unos a otros!

Por ingenuos y vulnerables,

por frágiles y erráticos...

por nuestra perfecta humanidad.

César Sánchez Manríquez

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