Miguel Hernández contra los intelectuales.

Más adelante hablaré de la desigualdad que sufrió Miguel Hernández por parte de los intelectuales de la época, quienes no lo consideraban su igual por ser un "paleto". Sin embargo, esto no es del todo cierto, ya que Miguel Hernández tenía estudios y pasó 10 años estudiando, algo poco común para las personas de campo en esa época.

Precisamente eso, el ser de campo, era lo que García Lorca no podía aguantar del «paleto» poeta alicantino, otrora amigo. Lo cuenta a la perfección José Luis Ferris en Miguel Hernández: pasiones, cárcel y muerte de un poeta.«¿Está Miguel? Pues échale»

Corría julio de 1936 y Vicente Aleixandre organizaba una despedida (que para muchos sería definitiva) antes de marcharse de vacaciones. A la fiesta estaban invitados «Pablo Neruda, Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Federico García Lorca, Miguel Hernández y Rodríguez Luna».Según confesaba el propio Aleixandre, Lorca llamó a primeros de julio para decirle que iría, pero al enterarse de que estaba Miguel Hernández dijo que no iría y le pidió que lo echara. Aleixandre no hizo caso y Lorca no sólo no fue, sino que jamás se despediría de Vicente.

Guerra contra los intelectuales

La de Hernández contra Lorca no era la única afrenta que el poeta alicantino tenía contra los poetas de ciudad. Miguel, que pasó gran parte de los días en las trincheras, no entendía que Rafael Alberti, María Teresa León y algunos otros, prepararan una fiesta en medio de aquella guerra.Miguel Hernández irrumpió en el edificio de la Alianza, donde se celebraba una fiesta con el nombre de II Congreso de Intelectuales para la Defensa de la Cultura organizada por la mujer de Alberti, María Teresa León.Hernández estalló y se acercó a Alberti para decirle: «Aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta». El poeta gaditano le animó a que lo dijera en voz alta al resto de asistentes, y Miguel lo que hizo fue escribirlo en una pizarra.

Entonces María Teresa León, que se había tomado las molestias de organizar el sarao, se acercó al poeta de Orihuela y le dio una bofetada que, según cuentan, acabó con Miguel Hernández en el suelo.

Y se habla de buena relaciones hay mucho más escrito. Merece que le den a Miguel Hernández el sitio que le perteneció.

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