No eres feminista y te hablo a ti.

 No eres feminista y te hablo a ti.

Quienes dicen que el feminismo es una lucha contra el género masculino nunca le han prestado atención a sus conocidas.

A su sobrinita que a los 13 le gritaron en la calle unas 15 maneras en que iban a descomponer su cuerpo para follarla, nomás de la casa a la panadería. A su amiga que ya no sale los viernes porque le pegan si habla con otro hombre. A su mamá, que por años mantuvo sola la casa con la mitad del sueldo que debía ganar por su trabajo. A su tía, que la corrieron de la oficina por puta cuando no se quiso acostar con el jefe, allá por el 2002. A la amiga de su abuelita que nunca quiso a sus hijos porque le recordaban al hombre que la violó cuando abortar ni siquiera era opción; además la tienen en mal porque fue mala madre. A su hermana, que le negaron la beca porque esta carrera no es de mujeres. A su abuelita que tuvo 8 hijos y a todos lo quiere mucho pero si hubiera podido elegir, elegiría no estar embarazada al grado de arriesgar su salud y dañar su cuerpo de forma permanente. A su prima que a los 17 años está en una relación que la hace dudar seguir con vida pero se le obliga a quedarse porque por el amor se lucha y es su obligación aprender a atender al novio desde chiquita. A su amigo que corrieron de su casa cuando dijo que era gay, o peor, trans. A la chica que venía en el transporte, y ahí enfrentito de todos le embarraron los genitales por todo el cuerpo. A su hija, que le dieron un golpe en la escuela y le cortaron el pelo pero las autoridades escolares no hicieron nada porque así son los niños. Y así, de todas las mujeres de su vida.

Sé que no les prestan atención porque de que las tienen las tienen. Lo ignoran, lo dejan pasar. Es un loco, un desconocido, un hombre enfermo, un concepto abstracto que jamás volveré a ver y ahí, en la lejanía, se va a quedar.

El chiste no es buscar víctimas individuales, porque de la cantidad de individuos ya nos hicimos población. El chiste es buscar responsables fuera del abstracto. Pensar que ese pudo ser tu sobrino, tu amigo, tu papá, tu tío. Pensar que tal vez tu papá grita cosas desde el coche y tal vez tu primo le pega a su novia y tal vez el amigo de tu abuelita abusó de todas sus secretarias y tal vez el hombre que amas alguna vez hizo algo y tal vez te lo hizo a ti. Y tal vez el no se dió cuenta o tal vez no te diste cuenta tu pero lo hizo y es normal, para ti es normal. Para ti los malos son solo un concepto abstracto, lejano y no familiar. Para ti los que comparten chistes de misoginia en el facebook o en el bar no son los mismos que embarran sus genitales a la gente en el metro pero lo más probable es que lo sean. Son uno de estos o uno de los que me faltó mencionar.

Y es duro, lo sé. Yo amo a mis amigos y mi abuelo fue lo mejor de mi vida y mi hermano es mi súper cuate y mis primos fueron mis mejores amigos cuando éramos niños; pero son, de alguna forma u otra, uno de ellos.

Si no te gusta que les digan que son violentos diles que dejen de ser violentos y que le digan a sus conocidos que dejen de ser violentos.

Mi papá no es un violador, mi hermano nunca ha matado una mujer ni mucho menos siete cada día. Y no los puedo felicitar por tener el mínimo respeto humano. Pero cuántas veces te ha dicho tu esposo que tu amiga tal es bien puta, cuántas veces tu papá te dijo algo sobre el comportamiento de las señoritas, cuántas veces tu compañero apuntó con desdén a alguien y le llamó lesbiana, cuántas veces tu amigo se burló de tu cuerpo, de tu menstruación, de tus días, de tu cabello, de tu maquillaje, de tu actitud, de tu forma de beber cerveza o decir groserías o usar vestidos y comer alitas o tus gustos deportivos o culinarios o cinematográficos o literarios o simplemente de tu ejecución como mujer sobre esta tierra.

Mujer, los defiendes porque los amas y te juro que ellos te aman a ti. Pero esta es tu lucha porque ellos no están luchando por ti.

Tienes que aprender a distinguir entre el hombre y el macho.

El hombre es al que amamos y el macho al que vamos a extinguir.

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