'Una mala apuesta'

Robert Oliver Reed era en esencia un exagerado, su exceso de confianza lo llevó de ser un borracho disléxico a una estrella de Hollywood, pero sin dejar de ser un borracho. Nadie podía decirle que el alcohol había arruinado su carrera por que no era así.

Pese a ser descendiente directo del rey inglés Guillermo IV no heredó mucho de él, mas bien se parecía a su tío, el director de cine Carol Reed. Nadie daba una libra por su carrera en Hollywood, pero Reed se consideraba buen actor, y terminó siéndolo. Sus primeros pasos en el mundo del cine fueron como extra pero él se creía Errol Flynn, su héroe.
Su primer papel fue un desafío enorme, interpretar a un hombre muy distinto a él. Tuvo que encarnar al refinado y educado Claude Debussy, y lo hizo a la perfección. Los directores conocían sus problemas con el alcohol, pero también su profesionalismo. En 'Woman in Love' volvió a confirmar que su aspecto tosco y de hombre duro no opacaba su esencia de gran intérprete.
Se hizo amigo de Keith Moon, baterista de The Who. Esto lo acercó a nuevos excesos y nuevas posibilidades, terminó interpretando al tío Hobbs en la ópera rock 'Tommy'. Convertido en una estrella le llegaron los papeles que tanto anhelaba. Se sucedieron las películas 'Oliver Twist', 'Príncipe y mendigo', 'El león del desierto' y la saga de 'Los tres mosqueteros'.
Cuando el Reino Unido subió los impuestos a las ganancias personales sintió que le confiscaban su salario y decidió abandonar Inglaterra. Deambuló por varias ciudades de los EEUU pero se afincó en el bailiazgo de Guernsey, Islas del Canal de la Mancha.
Reed se sentía retirado cuando Ridley Scott lo llama el papel de 'Antonio Próximo' en Gladiador. Lo tomó como un gusto y un honor, pero estando filmando en Malta se fue de juerga y se fue rosca. En un bar llamado simplemente 'The Pub' en la ciudad de La Veleta se encontró con un grupo de marineros de la Royal Navy que lo reconocieron y lo desafiaron a un torneo de pulseadas y de bebidas. Luego de 3 botellas de ron jamaicano, 8 botellas de cerveza alemana y 6 whiskies dobles, Reed cayó redondo. Ridley Scott tuvo que gastar 3 millones de dólares para agregarlo digitalmente en las últimas escenas. El pub hoy se llama 'Ollie's Last Pub'. La cuenta que nunca llegó a pagar está enmarcada y expuesta tras la barra. Web

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