Una obra de arte evolutiva.

Visión nocturna, profundidad de campo precisa, retráctil en batalla, con un tercer párpado y además adaptado para ver diferentes objetivos a la vez, el ojo del cocodrilo es una obra de arte.



Aunque la mayoría de los animales tienen la fóvea (la ‘pepa’ del ojo) esférica, los cocodrilos la tienen en forma de raya vertical, esto les permite tener un mayor rango de visión general, en lugar de tener una visión enfocada en un solo objetivo, como nosotros los humanos. Gracias a esto pueden quedarse en superficie, pudiendo observar todo el terreno sin necesidad de mover los ojos ni la cabeza.

Tener los ojos al frente de su cabeza les da una profundidad de campo más precisa, a diferencia de la mayoría de reptiles que tienen los ojos a los lados. El tercer párpado es transparente, lo que protege sus ojos bajo el agua.

Tienen una capa reflectora detrás de la retina llamada “tapetum lucidum” que les permite ver en la oscuridad. Esta es la misma capa reflectora que tienen los félidos para ver de noche.

Como si no fuera suficiente, tienen una placa llamada “anillo esclerótico”, que les permite retraer sus ojos en batalla, lo que les ayuda a cazar presas sin recibir daño en los ojos.

No por nada los cocodrilos son uno de los depredadores más efectivos y longevos del reino animal, con un aspecto primitivo pero con tecnología de punta.
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