Libro viejo.

 


Me emociona cuando me encuentro con un libro viejo, me gusta pensar en cuantas personas ya lo leyeron, me agrada pensar que se emocionaron tanto como yo, que entre sus hojas arrugadas encontraron una grata compañía.


Amo la colección de libros heredada de mi padre, saber que antes de llegar a mis manos, primero sus dedos acariciaron hoja por hoja, recuerdo su silueta sentado en el sofá del living de la casa, bajo la tenue luz de la lámpara de pie.


Si lo pienso bien, quizás nunca me regaló una caricia, pero su ADN está allí, en cada línea, en cada letra. Amo los libros antiguos, porque tienen historias no sólo escritas en sus hojas, también encierran historias que nadie escribió.


Maria Cecilia Saa Gerbier


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