Estoy haciendo tu esqueleto.


Estoy haciendo tu esqueleto. Y pienso en cómo revestirlo. Sé que serás cuasi perfecto a mis ojos. Los demás opinaran luego. Si es que llegan a verte.

Imagino tu actitud. Curioso, verdad? No pienso en tu apariencia, en tus rasgos particulares, solamente en tu forma de ser. Y es difícil moldear algo que no es palpable. Pero no puedo evitarlo.

Me detengo en tu forma, pero no con demasiada insistencia. Solamente dejo que mi imaginación dé alas a mis dedos para hacerte, para que vivas, para que me perdures.

No juego a ser Dios. Pero quiero crear algo con vida, más allá de los hijos que traje al mundo. Demasiado ambicioso, ya lo sé, pero vivo ambicionando cosas difíciles de concretar. Como si fuesen desafíos que me planteo, de modo constante. Y la satisfacción al lograrlos es única. Diría que incomparable.

Reconozco, y disculpa que te hable cuando aún no existes ni tienes una forma definida, que creé obras escritas, partituras musicales, artesanías. Porque la creatividad se posa en mi hombro y me impulsa a expresar con las manos cuando no tengo un interlocutor. Y soy mi propio juez y jurado. Soy quien determina si esas creaciones ya concretadas seguirán en pie.

No seré tu madre, aclaremos. Tan solo tu creadora. No estarás hecho a mi imagen y semejanza. Porque no caminarás, no pensarás, no hablarás. Simplemente estarás allí, limitado a ser visto, pero nunca oído ni escuchado. Salvo que…

Tengo que sacar de mi creatividad cómo querrías ser. Imaginar que me estás dictando lo que desearías significar. No es fácil, créeme. Porque mi subjetividad estaría influyendo en tu esencia. Tampoco puedo ser totalmente objetiva, porque hacerte fue mi decisión.

Quieres provocar risa, melancolía? O quizás dejar a los que te vean pensando en ti? Ser intrascendente… imposible! Así que intenta ayudarme, aún desde tu esqueleto ya terminado. Que, en definitiva, al igual que los esqueletos de los humanos, es tu base. Esa sólida plataforma donde se alojan músculos y órganos. Tú tendrás ambos. Los modelaré como estoy haciendo siempre. Porque las manos pueden expresar lo que la mente desea dar a luz.

Pues bien, comienza a tomar sentido esto. Ya hice tu cuerpo. Ahora faltan los detalles, esos que, aunque nimios, son imprescindibles.

Aclaremos que, aunque no eres humano, has sido creado por un humano. Entonces, algo de humanidad tienes. No eres una maquinaria tampoco, ni un monstruo hecho por partes.

Eres tan sólo una descripción de cómo me siento a escribir una narración, cuento o relato. Inclusive un capítulo de una obra más larga.

Mi intención fue escribirte, dejarte aquí, para revisar procedimientos opuestos al que tengo. Sabía de antemano que esto terminaría de este modo, conocía el final. No así quien comenzó leyendo el primer párrafo.

Eres una simple narración.

Desconozco autor.

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