La palabra ‘culo’.


 La palabra ‘culo’ sigue teniendo a día de hoy un matiz malsonante, por razones obvias. Pese a ello, hay que recordar que por culo también se entiende la extremidad posterior o inferior de algunas cosas, como el asiento de un fruto u hortaliza o la base de una botella o una copa, lo que ha motivado que el diminutivo ‘culín’ se refiera al líquido que queda en el fondo de un vaso o recipiente. El culo está en boca de muchísimos hispanohablantes, que lo utilizan en expresiones malsonantes que por lo general perdieron el significado sexual o fisiológico que inicialmente tenían. Por eso, ‘de culo’ se aplica en España para indicar que algo va marcha atrás, ‘ir de culo’ para las cosas o personas que van mal o resultan insatisfactorias (el partido va de culo) y ‘hasta el culo’ cuando uno está hasta las narices, harto de algo o alguien que le importuna, aunque en determinados contextos también puede señalar que se puso de alcohol hasta las orejas. Igualmente es frecuente el añadido ‘del culo’ a ciertos insultos para intensificar su expresividad (tonto del culo).


Las mismas locuciones que antiguamente se utilizaban para definir el acto de sodomía y otras alusiones de origen sexual, lo han perdido casi completamente para adoptar nuevos significados coloquiales. Y así ‘dar por culo’ se convierte en fastidiar a alguien y mandar algo o alguien ‘a tomar por culo’ sería lo mismo que mandarle a la mierda, a la porra, al garete, al cuerno u otros lugares parecidos, aunque si nos referimos a algo que está ‘a tomar por culo’ indicamos que está muy distante de nosotros (lanzó la pelota a tomar por culo). Si uno se dedica a ‘lamerle el culo’ a otra persona, en realidad lo está adulando de forma servil y rastrera para sacarle partido, y si, por el contrario, le conmina a ‘meterse por el culo’ algo, lo rechaza categóricamente, igual que lo desprecia al ‘pasárselo por el culo’. 


Hay algunos otros ejemplos que no resultan tan malsonantes como los anteriores. Cuando queremos apremiar a que alguien se ponga en marcha o inicie una actividad de cualquier tipo, se le insta a ‘mover el culo’, expresión que no recogen los diccionarios al uso, pero que define irónicamente ese meneo de nalgas característico de quien se pone en movimiento. Si vemos a alguien ‘caerse de culo’ no siempre somos testigos de un buen culetazo, sino que lo habitual es referirnos a quien se queda de piedra, atónito y desconcertado ante algo inesperado. Igual sucede con la expresión ‘con el culo al aire’, que más que a un nudista que está ‘a culo pajarero’, va dirigida a quienes quedan al descubierto ante una situación comprometida. ‘Hacérsele el culo agua’ se dice de aquel que ansía vehementemente una cosa, como suele expresarse con el dicho ‘culito veo, culito deseo’.Por otro lado, ‘partirse el culo’ es reírse mucho intencionadamente, ‘mojarse el culo’ es comprometerse en algo y ‘perder el culo’ puede significar dos cosas: darse mucha prisa o procurar algo a toda costa. 

fraseomania.

En Hispanoamérica también se utilizan algunas de las anteriores expresiones, aunque tal vez no sean tan habituales como en España. Además, en Venezuela y áreas limítrofes encontramos algunas más que conservan su carácter coloquial propio en aquellas latitudes. Por ejemplo, allá un ‘coge culo’ es un gran desorden o alboroto y si un venezolano aprieta el culo contra el taburete lo que en realidad hace es plantarle cara a un peligro o dificultad. También conviene saber que cuando en Caracas alguien nos llama ‘culo apretado’ en realidad nos está señalando como persona vanidosa y presuntuosa a más no poder. 


Por último, localizamos un par de expresiones que se sirven de la voz culo sin aludir a las posaderas humanas, aunque a simple vista lo parezca. Cuando un lugar se encuentra muy distante decimos coloquialmente que está en ‘el culo del mundo’, referido no a sus nalgas, obviamente, sino al extremo de la tierra. Y si de forma coloquial queremos indicar que alguien es especialmente inquieto, que no para de ir de un lado a otro, 0 no se encuentra a gusto en ningún sitio, le aplicamos el dicho ‘culo de mal asiento’ o, en diminutivo, ‘culillo de mal asiento’, origen del refrán «culo de mal asiento, no acaba cosa alguna y emprende ciento». Visto así podría pensarse que esta expresión parece aludir a las posaderas de la persona a la que va dirigida, en el sentido de que su trasero no encuentra asiento que se le resista, pero nada más lejos de la realidad. 


Y es que ‘culo de mal asiento’ es un dicho muy antiguo, pues ya lo cita Gonzalo Correas en 1627 dentro de su Vocabulario de Refranes y Frases Proverbiales, en alusión a las vasijas de barro o cerámica que, por hacerse antiguamente de forma artesanal, a veces contenían algún defecto de fabricación en su base -su culo-, de forma que bailaban al asentarse sobre una superficie determinada. Saber su origen es vital a la hora de tildar a alguien de culo de mal asiento, evitando así que los demás puedan pensar que confundimos el culo con las témporas, la gimnasia con la magnesia o la velocidad con el tocino, que viene a ser lo mismo. 


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