El cinturón de castidad.

 



El cinturón de castidad ... la teoría que todos hemos escuchado es que se creó en la Edad Media y que servía para preservar la fidelidad de las esposas de los caballeros  ... pues, ¡no es cierto!

No hay ninguna evidencia que nos indique que existieron o se confeccionaron este tipo de objetos en la Edad Media. La primera vez que se habla de ellos es en un libro de 1405, escrito por Konrad Keyeser, titulado Bellifortis, y que trata sobre máquinas de guerra. Es una obra muy técnica y ardua y se cree que el autor quiso amenizar un poco la lectura introduciendo una broma sobre un aparato que protegería la honra de los maridos cuando estaban en la batalla, lejos de sus mujeres. El cinturón de castidad pronto se convirtió en un mito del que se hablaba y se hacían numerosos chistes y sátiras para burlarse de los hombres impotentes o mayores que no podían controlar a sus esposas, que iban en busca de parejas más activas sexualmente. 

Hay dibujos de la época que plasman escenas en las que el caballero que se va de viaje, le pone un cinturón de castidad a su pareja; al mismo tiempo que el amante sale del armario con otra copia de la llave. Otra de las pruebas que evidencian el aspecto mitológico y no real de este cachivache es la falta de referencias al cinturón en las novelas de tipo cortés y en los autores de los siglos XIV al XVII. De haber existido ese objeto, sin duda, habría sido utilizado por los escritores de época, pero no lo mencionan ni Bocaccio, Bardello o Rabelais, que escribían sátira erótica y que conocían a fondo la sexualidad de la época, los celos, los engaños y las artimañas usadas para engañar a los cónyuges o amantes.

Los primeros cinturones reales se fabricaron en el siglo XIX y era costumbre que formaran parte de museos de la tortura, en los que se mostraba la crueldad y el oscurantismo de épocas pasadas. El British Museum, en Londres, contaba también con una de estas piezas, atribuida a la Edad Media y que exhibía desde 1846, pero acabó retirándola tras comprobar que era falsa.

Curiosamente, lo que nunca practicaron los bárbaros, incultos y supersticiosos hombres de la Edad Media, se materializó mucho más tarde, en el siglo XIX. Hablar de los cinturones de castidad y de la sexualidad medieval era también una manera de crear fantasías eróticas, mitos sexuales que permitían hablar del tema que, de otra manera, hubiera sido más difícil de tratar. La sátira y el prisma histórico permitían acercarse a temas escabrosos con la risa o la didáctica como excusa. El siglo XIX fue una época muy “pornográfica”, había muchas imágenes, fotos y libros al respecto. Así ilustrados como Diderot o Voltaire no dudaron en confirmar su uso, ya que algunas fuentes medievales fueron interpretadas como testigos ciertos de su existencia. Por lo que en la famosa Enciclopedia de Diderot y D’Alembert se describe este “instrumento tan infame como lesivo a la sexualidad”. Objeto que también recoge Voltaire en su cuento El candado”.

En la época victoriana se fabricaron cinturones más pequeños, ligeros y refinados que eran usados por pequeños periodos de tiempo para evitar las violaciones, por ejemplo en viajes, como pruebas románticas de la fidelidad o para impedir que las mujeres, especialmente las más jóvenes, se masturbaran o se tocaran en cama durante la noche; ya que se creía que esta práctica era altamente perniciosa y podía derivar en enfermedades físicas o mentales ...

26.05.2023   Museo del Tiempo Tlalpan, A.C.

Markus Frehner

Vía: Museo del Tiempo Tlalpan, A.C. 

Fuentes : Albrecht Classen ; The Medieval Chastity Belt: A Myth-making Process . Albrecht Classen es profesor de la Universidad de Arizona, en EEUU, y experto en historia medieval y considerado “máxima autoridad mundial sobre el tema”


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