LA ÚLTIMA ASTRACANADA DE MUÑOZ SECA.
El 28 no noviembre de 1936 fue fusilado en Paracuellos del Jarama. Se cuenta que antes de morir y hasta afeitarle su bigote quiso hacer honor a su profesión de humorista y dijo "Podéis quitarme mi hacienda, mi patria, mi fortuna e incluso— como estáis al hacer— mi vida. Pero hay una cosa que no podéis quitarme: ¡El miedo que tengo ahora mismo!"
Se cuenta que sus últimas palabras bien podrían haber sido un diálogo del género que alumbró: la astracanada.
Considerado el padre de la astracanada, el dramaturgo Pedro Muñoz Seca parece que hizo gala en su vida de ese género teatral de situaciones disparatadas y chabacanas que tanto cultivó. Muñoz Seca, uno de los más destacados representantes de la llamada Generación del 14, nació en El Puerto de Santa María (Cádiz),se enamoró del teatro en Sevilla, donde estrenó su primera obra -Las guerreras, en 1902- y se trasladó a Madrid con 25 años para intentar subir su particular sentido del humor a los escenarios de los mejores teatros de la capital. El mismo año de su llegada estrena en el Teatro Lara El Contrabando, aunque se gana la vida como profesor y, cuatro años después, en 1908, empieza a trabajar en el Ministerio de Fomento.
Entre 1910 y 1920 perfila los trazos de su astracanada, inspirada en el 'nonsense' británico de Gilbert y Sullivan, y estrena, en 1918, la famosa La Venganza de Don Mendo en el Teatro de la Comedia. A partir de entonces, y aunque no siempre con buenas críticas, empezó a llenar patios de butacas con obras como Los extremeños se tocan.
A partir de 1931, sus sátiras se convierten en críticas humorísticas a la República, como La Loca (Libre Asociación de Obreros Cansados y Aburridos), Anacleto se divorcia, La voz de su amo, Marcelino fue a por vino o El gran ciudadano, con un éxito de público considerable.
El 17 de julio de 1936, un día antes del golpe militar que desató la Guerra Civil, Muñoz Seca se encontraba en Barcelona por el estreno de La tonta del rizo. Por la mañana fue detenido por milicias anarcosindicalistas por sus ideas monárquicas y católicas y trasladado a Madrid, donde ingresó en la recién creada cárcel de San Antón, un improvisado penal en el edificio de las Escuelas Pías de San Antón. Su esposa, que había sido arrestada con él en la ciudad condal, fue puesta en libertad por ser ciudadana cubana.
El 28 no noviembre de 1936 Muñoz Seca fue fusilado en Paracuellos del Jarama. Se cuenta que antes de morir quiso hacer honor a su profesión de humorista y dijo "Podéis quitarme mi hacienda, mi patria, mi fortuna e incluso— como estáis al hacer— mi vida. Pero hay una cosa que no podéis quitarme: ¡El miedo que tengo ahora mismo!".
Fue considerado por Sainz de Robles como el «fénix de los ingenios del siglo xx», y Valle-Inclán dejó escrita esta definición: «Quítenle al teatro de Muñoz Seca el humor; desnúdenle de caricatura, arrebátenle su ingenio satírico y facilidad para la parodia, y seguirán ante un monumental autor de teatro».
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