• LA LEYENDA DEL HOLANDES ERRANTE •


"El holandés errante" también conocido bajo el nombre de “El barco que vuela”o "The Flying Dutchman" es sin ninguna duda el más conocido de todos los buques fantasma. El misterio que rodea su desaparición y la muerte de su tripulación tiene tal misterio como la que rodea sus muy numerosas apariciones. El holandés errante se ha convertido por ello en el personaje central de una impresionante cantidad de leyendas marinas.

Nacido de un rumor que circulaba por el Caribe en las primeras épocas de la piratería. La leyenda contaba que El holandés errante era guiado por el fantasma de un capitán que contaba con una tripulación de espíritus a bordo de su buque fantasma y que atacaban a todos los buques con los que se cruzaban por todos los mares del globo para la eternidad.

En el Anuario británico de África del sur, edición de 1939, podemos leer el relato de un testigo que contaba  con precisión una de las apariciones del barco fantasma.

"Estábamos yo y varias otras personas en una playa aprovechando el sol cuando de repente un barco apareció ante nuestros ojos. Nadie le mostró demasiada atención al principio menos yo, ya que el barco tenía un aire muy misterioso. Su rumbo era fijo sin desviarse lo más mínimo...Sus velas estaban totalmente desplegadas e hinchadas por el aire, aunque no corría ni una ligera brisa siquiera. Venía derecho hacia la playa... se acercaba cada vez más a nosotros... Poco a poco todos fuimos atemorizándonos. 

Los que no veían ninguna amenaza de este barco, fueron rápidamente prevenidos por otros que sí la veían... Todos nos encontrábamos de pie, atemorizados, viendo cómo ese buque del demonio se acercaba cada vez más. Cuando la excitación en todos fue máxima, el barco fantasma se desvaneció en los aires tan misteriosamente como había venido, dejándonos a todos atemorizados por lo que acabábamos de ver.

Cómo explicar la aparición de este buque que se dirigía con una velocidad de vértigo hacía nosotros... a estrellarse probablemente en la playa ante nuestros ojos"

En los días que siguieron la aparición del buque fantasma, se formularon muchas hipótesis. Muchos dijeron que los testigos habían sido víctimas de alucinaciones... otros que había sido el efecto de un espejismo (la refracción de los rayos luminosos a través de la atmósfera habían reproducido delante de ellos la imagen de un buque que navegaba a varias centenas de kilómetros de allí). Pero como subrayaron los testigos, este tipo de casco, ancho y alto en la proa, bajo en la popa, no pertenecía a ningún barco moderno. Era más bien una especie de barco mercante del siglo XVII.

Existen muchas leyendas que conciernen al origen de este buque fantasma. Quizás la más conocida sea la que inspiró a Richard Wagner su ópera "El Buque fantasma". En el siglo XVII, a la altura del Cabo de Buena Esperanza, el capitán Van der Decken sufrió la tempestad más terrible que en su carrera de marinero jamás había visto. Gritando e injuriando a Dios porque el barco estaba a punto de zozobrar, fue maldecido para siempre: condenado a errar por los mares y los limbos, sin estar muerto ni vivo. El capitán será librado por el amor de su mujer que aceptará morir para salvar su alma.

Otra leyenda surge en 1650. En Amsterdam vivía Barent Fokke un capitán famoso por su mal carácter y, sobre todo, por su barco, el más rápido del país. El rumor decía que Fokke había pactado con el diablo con el fin de que su buque fuera el más rápido de todos los barcos. Un día, desapareció su cuerpo y sus bienes. La leyenda decía que como estaba maldito, fue condenado a errar eternamente sobre los océanos.

Sea cuál sea su origen, los testimonios de marineros que se han cruzado con "El holandés Errante" y sus velas rojos son muchos. Por ejemplo, en 1881, el futuro rey de Inglaterra, George V, entonces duque de York, fue testigo de una aparición muy extraña a la altura de las costas australianas. Mientras tomaba el fresco sobre el puente, percibió un halo rojizo en la oscura y opaca noche. Un inmenso buque apareció y pasó delante del barco, sin hacer ruido alguno. Al día siguiente, uno de los marineros que esa noche estaba allí y presenció también la aparición, se cayó de un mástil y se mató. Unos días más tarde fue el almirante quién fallecía. Muchos pensaron en una maldición que provenía del holandés errante.

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