EL ARO DE LOS MARINOS.



Los aros en la oreja tienen un significado especial para los hombres de mar.

Antiguamente, la gente llevaba aros y pendientes de oro en las orejas para llevar sus riquezas encima, ya que si se llevaba en una bolsa se corría el riesgo de que un ladrón robara la bolsa.

De ahí que se prefiriera atravesar el lóbulo con un aro de metal noble (como la plata y el oro) y llevarlo en un sitio donde no se pudiera robar tan fácilmente.

Otra explicación es que los pendientes en forma de aro, eran un símbolo utilizado por los marinos para hacer saber a cualquiera que mirara sus orejas, que estos habían atravesado los Cabos más peligrosos del planeta.

Los Grandes Cabos es el nombre que reciben en la navegación los tres principales cabos australes de la ruta marítima a través del Océano Austral: el cabo de Buena Esperanza (sur de África), el Cabo Leeuwin (extremo meridional de Australia) y el Cabo de Hornos (en el extremo austral de América del Sur).

Según la antigua tradición marinera, los navegantes que han superado navegando a vela estos Cabos cumplen una gesta que les da derecho a lucir tres anillos en su oreja:

Aro en la oreja izquierda: Cabo de Hornos.

Aro en la derecha: Cabo de Buena Esperanza.

Dos aros en la oreja izquierda y uno en la oreja derecha: Vuelta al mundo.

Otra tradición asegura que a los piratas jóvenes se les ofrecía un pequeño pendiente para conmemorar su primer cruce del Ecuador.

Los pendientes se usaban por motivos supersticiosos. Algunos marineros estaban convencidos de que el uso de pendientes mejoraba los problemas de visión y que las orejas perforadas impedían los mareos en alta mar.

Otra creencia que se tenía era que estos pendientes (de plata o de oro) tenían suficiente valor para poder pagar el funeral de un marino si su cuerpo, ahogado en la mar, llegaba a la orilla.

Algunos marineros incluso tenían grabado el nombre de su puerto de origen en el interior del aro de su oreja. De esta manera se sabía de donde era el navegante y también para que su cuerpo fuese devuelto a sus familiares para un entierro apropiado.

Además si un marinero moría en un barco, los pendientes ayudaban a cubrir los gastos de transporte a su ciudad, de modo que evitaba de esta forma ser enterrado en suelo extranjero.

Si alguien encontraba el cadáver de un hombre de mar, podía quedarse con el aro de oro, sólo, si le daba sepultura Cristiana al cuerpo inerte.

De lo contrario, si la persona se quedaba con el aro sin haber enterrado el cuerpo, el espíritu del infortunado navegante lo atormentaría por el resto de su vida.

Estas son algunas de la explicaciones de porqué los navegantes llevaban aros en las orejas.

Así que si zarpas y logras pasar el Cabo de Hornos, atraviésate el lóbulo con un aro.

Haz saber a todo el mundo que, al igual que muchos aventureros antes que tú, lograste atravesar escollos, bajíos, vientos huracanados, lluvias, nieve, bruma…

Que tu pendiente sea el signo de tu experiéncia en alta mar y que nunca tenga que pagar tu funeral.

Fuente: Brisas del Norte


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