HACEN FALTA... SABIOS.


Los saberes hoy andan bastante diversificados y es inútil tratar de jerarquizarlos: si me cae una mancha de fruta en el mantel o quiero que la coliflor no se ponga amarilla al cocerla, no necesito acudir a Stephen Hawking, sino a mi vecina del 3º. Y si lo que necesito es saber cómo afrontar una decisión o encajar un fracaso, no se lo pregunto al profesor con mayor record de publicaciones científicas: busco a uno de esos tipos que poseen el arte de vivir y que, cuando se te descoyunta la vida, te ayudan a montarla sabiamente, con indicaciones tan simples como las que traen los muebles de Ikea.

Entre los considerados como sabios los hay de dos clases: unos están titulados y otros no. En los dos grupos hay unos cuantos que dan el pego y, aunque aparentan ser de caoba maciza, enseguida se les ve el serrín prensado que ocultaban bajo el contrachapado.

Dolores Aleixandre

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El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.

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