Los niños los trae la cigueña de París.

 


Hay cuentos, mitos que pasan de generación en generación a través de la cultura popular, del boca a boca, de padres a hijos. Quizás una de esas historias que más arraigadas están dentro de un colectivo más amplio de población es esa que vincula a las cigüeñas con la llegada de un recien nacido.


Pocas son las personas que 'no saben' que los niños los traen este ave desde París. A más de un padre ha sacado de un apuro este mito popular aunque con el paso de los años haya tenido que enfrentarse finalmente con la verdad. Sin embargo, a pesar de que todo el mundo conoce este cuento, pocos son los que relacionan que tienen qué ver las cigüeñas y París con la natalidad.


La cigüeña un animal con suerte desde el Egipto faraónico

Fue el famoso escritor de cuentos danés Hans Christian Andersen, quien en el siglo XIX escribió el cuento 'Las Cigüeñas'. Un cuento donde este ave llevaba bebés a las casas de los niños buenos y bebés muertos a la casa de los niños malos. A pesar de que Disney suavizó los cuentos de este escritor danés, sus obras originales combinan los elementos fantásticos de las películas infantiles y otros elementos macabros que decidió omitir la factoría del ratón.


Esta obra popularizó más si cabe el mito de la cigüeña y la natalidad, sin embargo históricamente este ave ha sido benerada desde la época de los egipcios. Todo se debe a la relación que naturalmente siempre ha tenido la cigüeña con los seres humanos. Nunca ha sido un animal codiciado por su carne por lo que se adaptó a anidar cerca de los humanos.


Debido a los ciclos migratorios de la Ciconia ciconia los pueblos de la antigüedad desarrollaron la creencia de que este animal es un símbolo de buena suerte. Esto se debe principalmente las cigüeñas vuelven a dejarse ver en Europa a finales del invierno después de recorrer miles de kilómetros desde África, por lo que se les asocia con la vuelta del calor, el renacimiento de la vida vegetal y el fin de los días cortos.


Además se interpreta que este ave es un animal muy familiar, que siempre mantiene a su pareja de por vida, y que cuidan a sus pequeños como pocos animales ya que se preparan durante años el mismo nido para recibir de la mejor manera al recien nacido. A esto hay que añadirle que a lo largo de la historia se ha creído que las cigüeñas más jóvenes cuidan a sus progenitores cuando estos tienen una avanzada edad, algo que es al contrario. Sin embargo de esta creencia, en la Grecia Clásica existía una ley que obligaba a los hijos a cuidar a los padres. Dicha ley se llamaba Pelargonia, del griego pelargos, cigüeña.


La representación del mito de la cigüeña a lo largo de la historia

Debido a estos comportamientos animales de la Ciconia ciconia las diferentes culturas con las que ha convivido el animal a lo largo de la historia han ido creando una cultura que ha pasado de generación en generación, y de cultura en cultura, representando a la cigüeña como un animal que atrae la buena suerte y también la fertilidad.


Ya en el Egipto de los faraones, la cigüeña representaba el Ba, o lo que es lo mismo, el alma, tal y como se puede ver representado en muchos jeroglíficos. Ya en Grecia, como hemos comentado existía una ley basada en las costumbres del animal, pero incluso estaba penado con la muerte asesinar a uno. Además el escritor griego Esopo escribió varias fábulas con el ave como protagonista. Para los primos lejanos de los griegos, el Impero Romano, el ave era considerado un animal sagrado que representaba el matrimonio, protegía a las mujeres y a los nacimientos de niños.


Los pueblos germánicos también tienen muy presente a la cigüeña en su mitología. La cigüeña es la mensajera de la diosa Holda. Esta diosa es la encargada de volver a traer al mundo las almas de aquellos que han fallecido. Por lo que las parejas que deseaban ser padres le rogaban a esta diosa que rescataba un alma para volver a darle vida en forma de bebé. Esta alma era trasportada, según esta mitología por una cigueña hasta los futuros padres.


A raíz de este mito, existe en la ciudad alemana de Dresde una fuente con una cigüeña que lleva a un bebé en pañales. Desde el siglo XV conocen a esta fuente en la ciudad como 'la fuente de la vida' ya que existía la creencia de que beber agua de esta fuente hacía quedarse embarazadas a mujeres estériles.


También, según la tradición en la Edad Media, se creía que las almas de los bebés no-natos se quedaba descansando en los humedales, hábitat natural de estos animales, algo que aumentaría más si cabe la relación entre cigüeñas y bebés.


Y lo de París ¿De dónde viene?

Como todo lo que pasa en estos casos, el mito de que las cigüeñas traen a los niños de París viene de una historia exagerada que fue pasando de boca en boca hasta nuestros días. En el norte de Francia era muy conocida la leyenda de Kindelesbrunnen, una leyenda con una marcada influencia germánica donde una cigüeña tenía poderes mágicos.


A todos esto habría que añadirle los elementos de los que ya hemos hablado a lo largo de toda la historia. Por lo tanto había muchas cigüeñas que anidaban al lado de chimeneas cerca de los distritos de París. Lo hacían para reguardarse junto al calor que soltaban estas chimeneas. Cuenta la leyenda francesa que unas cigüeñas que anidaron en uno de los tejados de las afueras de la ciudad. Esta pareja de animales, en vez de emigrar a África, como todas las demás aves, se marcharon a un lugar cercano en París. Cuando volvieron, la pareja que vivía en aquella casa había tenido un bebé, por lo que los vecinos en tono de broma, suponemos, comenzaron a decir que el bebé había sido llevado por las cigüeñas.


A partir de ahí, y como si de un tweet viral se tratase, este suceso fue corriendo de boca en boca, de país en país, y se sigue utilizando para resolver la pregunta más difícil que le pueden a hacer a un padre.

Cope.es


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