El desapego duele.
El desapego duele, duele mucho, duele porque hay que soltar lo que amas, dejarlo ir o eso creemos, ese dolor es mental; no es dolor, es sufrimiento, lo que nos hace sufrir es el miedo alimentado por el ego, por la creencia arraigada de la posible pérdida, de una posesión que no existe, que no es real. Ya que no podemos poseer a alguien que no es nuestro, que nunca lo fue y que nunca lo será.
Si no eres feliz tú sólo, no lo serás con nadie.
El apego es el controlador de todos los tiempos, el
que te ancla en un presente ausente. Sin embargo, el desapego te mantiene en el aquí y el ahora, es soltar
al otro sabiendo que pase lo que pase
"TODO ES PERFECTO."
Y sí, puede que eso "nos duela mucho", porque hasta ahora sólo nos enseñaron que éramos alguien sí teníamos posesiones de todo tipo, se olvidaron de decirnos que cuanto más poseemos, más esclavos nos volvemos.
"De nada sirve que la imaginación tenga alas, si el corazón es una jaula"
Por eso creo con firmeza que la independencia afectiva, es el mayor regalo que puedes hacerte a ti y a tus seres amados, y cuando lo logras, entonces y sólo entonces puedes gritar al Universo que por fin has alcanzado la verdadera y plena libertad.
"Una vez que empiezas a avanzar hacía el desapego ya no existe camino de retorno."
El Desapego es desprenderme de las cosas con facilidad, sabiendo que nada sale de mí vida si no es sustituido por algo mejor, y eso genera abundancia.
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