No te das la importancia que mereces.


No te das la importancia que mereces,

y vas dejando que la vida pase,

y para ti no hay tiempo casi nunca,

y nunca te regalas un detalle.

Y corres, por la prisa de los otros,

y llegas a tu vida siempre tarde,

y va pasando el tiempo, y va pasando,

y vas envejeciendo en el paisaje.

Y no se te pregunta por tu risa,

que se fue diluyendo con la tarde.

Y siempre los demás, y para cuándo

una cita contigo en cualquier parte.

Te necesitas más de lo que piensas

y nunca te detienes a escucharte,

y tienes tantas cosas que decirte,

pero no te pareces importante.

Y siempre tú después, y siempre luego,

y siempre, para ti, más adelante.

Y siempre tú detrás, y siempre nunca,

y el tiempo, que se va sin esperarte.

Queda contigo en un lugar hermoso,

lleva una flor para identificarte,

y cuéntate la historia de tu vida,

ya verás cómo vas a enamorarte.

Porque no hay como tú nadie en el mundo,

porque en el mundo, como tú, no hay nadie.

Y siempre los demás, y siempre luego,

y vas envejeciendo en el paisaje.

Y nunca tus asuntos lo primero,

y déjalo pasar que no hace falta,

y acaso el mes que viene, si se puede.

Y el tiempo, que te agacha la mirada.

Y tú, cuando los años lo permitan,

y tú, cuando esta crisis un día pase,

y tú cuando se pueda en otra vida,

y tú nunca, jamás de los jamases.

Y el tic tac del reloj en tu muñeca,

y vas envejeciendo en el paisaje.

Magdalena Sánchez Blesa


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