Las buenas personas.
En el momento en que las buenas personas se dejan llevar por unos y por otros sintiendo la sombra del egoísmo hilando cada movimiento, aparece la sombra de la decepción. Entonces dejan ya de esperar nada, porque dejan de creer en sí mismos.
Las buenas personas suelen girar la cabeza hacia ellas mismas responsabilizándose de esa “intrusión”. Se ven a sí mismas como demasiado confiadas, llegando a pensar que si alzan las almenas de sus propios castillos, se perderá parte de lo que son, dejarán de estar en equilibrio con sus principios.Web
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