La lluvia sabe por qué.
– Deja que se vayan, Lucía – dijo la abuela desde algún lugar
-¿Quiénes?
-¡Las lágrimas! A veces parece que son tantas que sientes que te vas a ahogar con ellas, pero no es así.
-¿Crees que un día dejarán de salir?
-¡Claro! – respondió la abuela con una sonrisa dulce -. Las lágrimas no se quedan demasiado tiempo, cumplen su trabajo y luego siguen su camino.
-¿Y qué trabajo cumplen?
-¡Son agua, Lucía! Limpian, aclaran… Como la lluvia. Todo se ve distinto después de la lluvia…
María Fernanda Heredia.
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