LA CIUDAD PERDIDA.



Un Viaje en el Tiempo a la Sierra Nevada de Santa Marta.


En las profundidades de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, envuelta en el misterio de la selva, se encuentra una maravilla arqueológica que desafía el tiempo: la Ciudad Perdida, también conocida como Teyuna. Este lugar, redescubierto en 1972, es un testimonio viviente de la sofisticación y el esplendor de las culturas precolombinas que habitaban la región.


La historia de la Ciudad Perdida se remonta a alrededor del 800 d.C., mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles a América. Fue construida por los Tayronas, una civilización que floreció en la región y que demostró un profundo entendimiento de la arquitectura, la agricultura y la astrología. La ciudad, compuesta por una serie de terrazas escalonadas, caminos empedrados y plazas, estaba estratégicamente ubicada en la montaña, lo que la hacía casi invisible desde abajo.


El camino hacia la Ciudad Perdida es una aventura en sí misma, una travesía que desafía tanto el cuerpo como el espíritu. Los visitantes emprenden un viaje a pie de varios días, atravesando ríos, densa selva y escaleras de piedra empinadas. Este recorrido no solo es un desafío físico, sino también una oportunidad para conectarse con la naturaleza y la historia.


Al llegar a la Ciudad Perdida, los viajeros son recompensados con una vista impresionante. Las terrazas se extienden a través de la montaña, ofreciendo una perspectiva única de cómo esta civilización se adaptó y moldeó su entorno. Las estructuras de piedra, aunque erosionadas por el tiempo, aún se mantienen firmes, testimoniando la habilidad y el conocimiento de sus constructores.


La Ciudad Perdida es más que un sitio arqueológico; es un santuario que conecta el pasado con el presente. Los indígenas de la Sierra Nevada, descendientes de los Tayronas, consideran este lugar sagrado. Para ellos, Teyuna sigue siendo un centro espiritual y cultural, un recordatorio de su herencia y una conexión con sus ancestros.


En un mundo donde el progreso a menudo significa la pérdida de conexión con el pasado, la Ciudad Perdida se erige como un faro de memoria y conocimiento ancestral. A través de sus piedras y caminos, nos cuenta la historia de un pueblo que, aunque desaparecido, sigue teniendo mucho que enseñarnos sobre la armonía con la naturaleza y la importancia de preservar nuestra historia.


La Ciudad Perdida no es solo un destino para aventureros y amantes de la historia; es un viaje transformador que despierta una profunda admiración por las civilizaciones que nos precedieron y un recordatorio de que, en la inmensidad de la historia, todos somos meros visitantes.


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