El pianista en el techo.

 Hay palabras duraderas que el uso no corroe, no consume. Son palabras tenaces que habitan bien en las habitaciones de la memoria. Y la memoria ama ciertas palabras; sabe cómo mantenerlos y, tan pronto como puede, ama los sonidos, los contornos y de inmediato sabe cómo usarlos bien, cuándo y cuánto quiere el corazón ...


El pianista en el techo.



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