El dolor.
Sinceramente, he llegado a donde el dolor me ha permitido. Yo siempre le huyo, él siempre me encuentra.
Pero nada más sabio que su consejo sensato: “Aquí duele, anda y busca en otro lado.”
Y es así como he evolucionado.
Mi dolor es el equilibrio perfecto entre lo que quiero y puedo, es la justa medida de mi esfuerzo. Pero esa necedad por obtener lo que deseo ha ensanchado tanto mi umbral, que ya no sé si soy fuerte, o jodidamente tolerante.
Un día, cansados de luchar entre su tormento y mi deseo, hicimos un pacto honrado, el cual sigiloso me susurró diciendo:
-Siempre que puedas, ¡Ve por todo!
...mientras te alcanzo.
César Sánchez Manríquez
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