Ciprés ¿árbol de los muertos?



¿Os habéis preguntado de donde viene esa costumbre de plantar cipreses en los cementerios?

A veces hay que rebobinar mucho más atrás de lo que creemos para llegar al origen, pero este no lo encontraremos siempre en el mundo latino, no, desde tiempos del Imperio romano se ha visto a este árbol como símbolo de la muerte, simplemente porque acostumbra a plantarse junto a los enterramientos funerarios, pero… ¿Quién fue el primero que adoptó esa costumbre? Porque tanto en Roma como en Grecia ya encontramos estos árboles en esos lugares. Pero a estas alturas ya sabemos que los romanos copiaban de muchos sitios, sobre todo de los griegos, y estos, a su vez de culturas del Este del Mediterráneo, justo de donde es originario este árbol. Así que vamos a ver como se usaba el Ciprés en esas culturas y veremos si coincide con el uso que le damos en la actualidad.

En estos lugares de Este fue donde surgieron las primeras civilizaciones Neolíticas, y si, se plantaban cipreses desde tiempos protohistóricos junto a los enterramientos, incluso se acompañaba al difunto con una rama de ciprés sobre el pecho dentro del nicho. Al ver esto, griegos y romanos interpretaron sin duda alguna que esos pueblos asociaban el árbol a la muerte. Y ya está, un simple árbol de crecimiento rápido, muy rústico, ideal para cementerios por su imagen tristona. Fin del misterio. Les gustó la idea, y la copiaron tanto en Grecia como en Roma, y no tardaron en plantarse junto a las tumbas y enterramientos del área mediterránea. 

Pero no, si se hubieran preocupado menos por guerrear y más en entablar conversaciones, habrían sabido que los iranios y demás pueblos de Oriente tenían en este Ciprés un símbolo muy especial, para empezar, apunta al cielo, a su Dios, y lo consideraron el primer y más importante árbol del Paraíso, pues era considerado inmortal, y se convencieron de ello porque algunos ejemplares superan los mil años, en la vida de muchas generaciones, nadie vería morir ciertos ejemplares, y además, no perdían la hoja, su madera era robusta, perfumada e incorruptible. No simbolizaba la muerte, sino la inmortalidad, de ahí que fuera el más importante del Paraíso. Plantándolo junto a las tumbas, o colocando sus ramas en los cuerpos de los fallecidos querían asegurarse la inmortalidad para esa persona y la vida eterna en el Paraíso celestial. No era tristeza, como interpretaron los romanos, era esperanza y fe en la resurrección. 

Este ciprés lo fotografié en el jardín Botánico de Madrid, me asombró su fuerza, su determinación a crecer hacia el cielo con todas sus ramas. No es difícil dejarse contagiar por su energía y  sus ansias de vivir.

Menos griegos y romanos, todos los pueblos han llamado precisamente al Ciprés “Árbol de la vida” incluso en la antigua China se comían sus semillas convencidos de que prolongaban la vida.

Como cambia la imagen de un árbol según se mire desde occidente o desde oriente.

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