Tu cuerpo.

 


En este espacio, tu piel se viste de historias, cada cicatriz cuenta una gesta, cada arruga es un surco de experiencia, cada poro es testigo de la fiesta.


No importa si te ves imperfecto, si te persiguen los fantasmas del ayer, tu cuerpo es un regalo divino, un lienzo donde la vida se puede leer.


Valorar cada rincón, cada línea, cada músculo y cada nervio, porque en ellos se encuentran los misterios del ser humano, sus anhelos.


El lugar que tu cuerpo habita es mucho más que un simple hogar, es el refugio de tu esencia el escenario donde la vida se hace realidad.


Así que cuídalo, ámalo y respétalo, nunca olvides lo valioso que es, tu cuerpo es el templo de tu alma, un tesoro que merece ser apreciado de pie.

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