Primero fue algún caso aislado, luego se conocieron más ejemplos.


 Primero fue algún caso aislado, luego se conocieron más ejemplos y ahora se ha convertido en un fenómeno en expansión en diversas zonas de Tailandia. Los elefantes paran a los camiones y se quedan con parte de su carga, para alimentarse. Allí, en la religión budista, les consideran animales sagrados.

Tampoco es para menos. Se sabe que los elefantes comunican mensajes elaborados a través de infrasonidos a otras manadas a cien millas de distancia. Son capaces de recordar a otros elefantes que no han visto en décadas, y cuando se encuentran con los huesos de uno fallecido, realizan ceremonias elaboradas, sosteniendo y pasando los huesos con sus trompas en una forma de duelo.

Pero hay otros animales, como las ballenas y los delfines, que se comunican siguiendo patrones complejos que aún no se han descifrado. ¿Os acordáis del pequeño subgrupo de orcas que atacaban barcos en las costas?

¿Será que el ser humano no es el único animal que hecha mano de la transmisión cultural? El ser humano no sólo la desarrolla de sus padres, sino de toda la panoplia de cultura que se ha acumulado a lo largo de generaciones. Pero también está muy extendida entre los animales no humanos. Jane Goodall descubrió hace mucho tiempo que los chimpancés transmitían comportamientos culturales, como las técnicas para cascar nueces o las formas de extraer miel de los troncos. Desde entonces, se ha informado de la transmisión cultural de las rutas migratorias de las ballenas, los repertorios de canciones de los pinzones, las técnicas de preparación de alimentos de los macacos y muchas otras actividades de más de sesenta especies diferentes.

También para modificar su entorno. Piensa en un pájaro haciendo un nido. Y no solo los animales: Piensa en las plantas. Son igualmente eficaces a la hora de producir sus propios nichos: han aprendido a cambiar la acidez, la salinidad y otras características del suelo para hacerlo más nutritivo para sus raíces... ¡Y las de sus vecinos!

Y todavía queda tanto que aprender...

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