La mente era una criatura caprichosa.


La mente era una criatura caprichosa e indisciplinada. No se la podía mantener siempre sujeta con la correa y ella no paraba de hurgar entre los matorrales del pasado, exhumando algún que otro hueso carcomido de la memoria y trayéndolo, sin dejar de menear la cola, para depositarlo a los pies del dueño.

 David Lodge

Ilustración Peter Gric

 AnA OrnY 

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