La naturaleza es un bálsamo.
La naturaleza es un bálsamo. Es un lugar al que huir y en el que refugiarse. Es el espacio que nos queda cuando todo ha caído. Cuando la angustia nos oprime el pecho y no nos deja respirar. Cuando los muros de la casa se estrechan y amenazan con aplastarnos. Cuando todo se vuelve gris y diminuto ella está ahí, bella y generosa, dispuesta a acogernos y a escucharnos. A darnos ese abrazo imperceptible que lo alivia todo. A permitirnos correr, gritar, volvernos fieras. A dejarnos retornar a los orígenes, a ese cajón en el que nadie nos conoce y que a nadie nos atrevemos a mostrar. A desnudarnos de la ropa y del pudor y vaciarnos hasta quedar exhaustos para después tendernos al sol y reconciliarnos con la vida. Y regresar al mundo material con renovadas energías, sabiendo que ella siempre estará ahí, para albergarnos y ofrecernos ese rincón propicio para la reflexión que en ningún otro lugar encontraremos.
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