Isadora Duncan .
Isadora Duncan visitó la Habana en diciembre del año 1916, fue una visita privada con la cual pretendía recuperarse del estado de postración moral y emocional en que la había dejado la muerte de sus dos hijos: un automóvil en que viajaban los niños cayó en el Sena en 1913; ella no fue nunca la misma después de éste trágico suceso. La Duncan fue una mujer polémica, nihilista e iconoclasta, contradictoria se oponía al matrimonio - aunque finalmente se casó- y detestaba de forma enfermiza y vehementemente el ballet clásico al que consideraba pura gimnasia fría, vacía y poco emotiva, es memorable en una cena una acalorada discusión que tuvo con Diavgilev el gran empresario de ballet en Rusia al que apostrofó sin miedo con los peores dicterios y anatemas sobre el arte de las puntas y se volvió enemiga de la Pavlova, después de haber reconocido su talento como bailarina pero usó luego muy enconosos comentarios sobre la mítica bailarina rusa y su manera glacial de bailar; la Pavlova murió sin perdonarla jamas. Los que pudieron ver en escena a la Duncan afirman que su danza carecia de códigos académicos, pero era exhaltada, pasional, nirvánica y que producía un efecto de éxtasis en los espectadores, pero en realidad Isadora no dejó ninguna escuela, ni ningún legado coreográfico ya que su danza era muy personal y libre. Tenía un músico que solía acompañarla que era tan feo - la Duncan adoraba la belleza más allá de toda comprensión- que ella lo aborrecía y pidió que lo expulsaran "No puedo verle ese espantoso rostro que me desconcierta" pero en una ocasión el músico delante de ella extrovertió su profunda espiritualidad y la grandeza de su alma en una conversación y Isadora quedó fulminada por aquella alma y ambos terminaron siendo amantes. Isadora fue tan pasional que cuando supo la noticia de la muerte de sus hijos se lanzó a correr por la playa desgarrada, al sentirse exhausta se dejó caer sollozando en la arena un hombre que la vio se acercó y le preguntó qué la pasaba, que si podía ayudarla, la Duncan le respondió
"Por favor, hágame un hijo "
Isadora murió de una rara y trágica forma, en Niza Francia en el año 1927, salía de una fiesta feliz y sonriente, al despedirse se dirigió a sus amigos al abordar un auto que la conduciría al hotel diciéndoles sonriendo "Adiós a todos me voy al amor"
Minutos después moriría estrangulada por su propio chal qué empujado por el viento término enredándose en las ruedas del auto estrangulándola.
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