¿Qué pasaría?
¿Qué pasaría si un día el ciego te pidiera que le describieras el amanecer, o un lisiado te preguntara qué se siente correr?
¿Y si el anosmático te pidiera describirle el sabor a chocolate, y el insensible lo que se siente una caricia?
¿Y si el sordo te preguntara cómo se escucha el cantar del pájaro?...
¿Qué les responderías?
¿Y si un día dejas de quejarte, y comienzas a agradecer las grandes pequeñas cosas de las que está hecha la vida?
-César Sánchez Manríquez
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