LOS ASESINOS.
Treinta y ocho años y estaba acabado. Miró fijamente el café y recordó las cosas que había hecho mal - o bien -. Simplemente se había cansado del juego idiota de los seguros, de las oficinas pequeñas y las altas mamparas de cristal, de los clientes; simplemente se había cansado de engañar a su esposa, de que ella le engañara a él, de apretujar secretarias en ascensores y pasillos; se había cansado de las fiestas de Navidad y las fiestas de Año Nuevo y de los cumpleaños, y de pagar letras de coches nuevos, y de muebles, y los recibos de luz, y gas y agua - todo el condenado tinglado de necesidades.
Se había cansado y lo había abandonado, eso era todo. El divorcio llegó enseguida y la bebida llegó enseguida y, de repente, se vio fuera. No tenía nada y descubrió que tampoco era muy bonito no tener nada. Era otro tipo de carga insoportable. Si por lo menos hubiera otros caminos más agradables. Parecía como si sólo hubiese dos elecciones: vivir dentro de la carrera de atropellos o ser un marginado.
Charles Bukowski
🎨"Os Retirantes" - Cândido Portinari
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