Más yo que nunca.

 


He sufrido mucho, he llorado hasta el punto de sentir que no tenía más lágrimas. He sentido dolor, ese dolor en el pecho que a veces no te deja respirar. Me han traicionado, y quien menos me lo esperaba. Me han decepcionado y han conseguido que me vuelva más desconfiada. He tenido miedo, mucho. Miedo del que aterra, del que da miedo. He temblado, y no de frío. Me ha dolido el silencio, a veces, también. Me he sentido sola muchas otras. He fingido estar bien cuando por dentro estaba rota. Muy rota. Me han flaqueado las fuerzas y no he sabido muy bien cómo seguir. Me he perdido en el camino, y muchas otras ni siquiera sabía cuál era el camino. He tropezado, unas cuantas veces. Y aún tengo heridas sin curar, sin sanar, y puede que no lo lleguen a hacer nunca. He sentido que tenía la vida encima, que el mundo estaba del revés, que nada salía bien. Me he sentido mal. He estado triste. Y aún con todo, he intentado seguir. Es más, lo he hecho.

He cambiado, y créeme si te digo que ya no soy la misma de antes, pero de lo que sí estoy segura es que soy más yo que nunca. Y mucho más fuerte.


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