LA MUJER DEL PROCESO.




Fui la mujer del proceso...

Esa mujer que ayudó a alguien a levantarse.

La que reparó un par de alas y las impulsó al vuelo.

La que no hirió nada, pero se quedó a sanar todo, hasta que

logre recuperarse.

La que por conseguirle algo cruzaba tierra, mar y cielo.

Fui esa mujer, no me arrepiento, y me quedo con eso.

No fue ninguna mala inversión porque fueron acciones

por amor y de corazón.

Pero ha quedado atrás esa versión.

¿Lo volvería a hacer?

Sí, tal vez... pero sin dejar de ser mi más grande prioridad. Sin dejarme apagar ni dejar de brillar.


Y a partir de ahora y para siempre

seré la mujer de mi propio proceso.


Seré la mujer que sana

solita sus alas, se preocupa por su vuelo.

Que trata con cuidado sus heridas, baila sin

esperar compañía, arregla a diario su cabello

y le hace frente a la vida.


Seré esa mujer, sin miedo, que sus

días los pinta de colores y se autoregala flores.


Seré la mujer que no acepta migajas ni medias palabras.

La que se puede escribir a sí misma una carta.

La que no insiste, la que sabe irse.


Seré la mujer que jamás volverá a abandonarse ni dejarse perder.


Sí, seré esa mujer, la que desde hace mucho tiempo

debí de ser.


—@Delia E.


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