Mamm'Emilia.




En ti he sido clara, huevo, pez,

las eras inconmensurables de la tierra

he cruzado en tu placenta,

fuera de ti me han contado por días.


En ti pasé de célula a esqueleto

agrandándome un millón de veces,

fuera de ti el acrecimiento ha sido inmensamente menos.


Me escabullí de tu plenitud

sin dejarte vacía porque el vacío

me lo llevé conmigo.


Vine desnudo, me tapaste

así aprendí desnudez y pudor

la leche y su ausencia.


Me has puesto en la boca todas las palabras

a cucharaditas, excepto una: mamá.

Esa se la inventa el hijo chasqueando los dos labios

ésa la enseña el hijo.


De ti he tomado las voces de mi lugar,

las canciones, las injurias, los conjuros,

de ti escuché el primer libro

tras la fiebre de la escarlatina.


Te he ayudado a vomitar, a freír las pizzas,

a escribir una carta, a encender un fuego,

a acabar el crucigrama, te he vertido el vino

y he manchado la mesa,

no te he puesto un nieto en el regazo

no te he hecho llamar a una cárcel

todavía no,

de ti he aprendido el luto y la hora de dejarlo,

a tu padre me parezco, a tu hermano,

no he sido hijo.

De ti he recibido los ojos claros

no su peso

a ti te lo he ocultado todo.


He prometido quemar tu cuerpo

no dárselo a la tierra. Te daré al fuego

hermano del volcán que nos orientaba el sueño.


Te esparciré en el aire tras un aguacero

a la hora del arco iris

que de par en par te hacía abrir los ojos.


Erri de Luca, periodista y poeta. Del libro "El contrario de uno".


Clara, huevo, pez... y pasar de dos células (espermatozoide y óvulo) a treinta billones de células. Los seres humanos estamos incompletos, todos somos seres intermedios entre nuestro antepasado y nuestro futuro desarrollo, como eslabones de una cadena. En el ADN hay mutaciones genéticas que se van almacenando pero que no se expresan.


El mejor ejemplo son los fetos dentro del vientre materno. En él, tenemos agallas como los peces, dedos palmeados como los patos, cola como monos y ojos a los lados como los reptiles. Las células de las gónadas (testículos) de los hombres, en un principio, aparecen cerca del pecho, como en los peces. Después, sobre los riñones en formación, como en los anfibios, como en una salamandra, por ejemplo. Luego al lado de los riñones, como en los reptiles. No es hasta el quinto mes de gestación que ya están en su lugar correcto, como en el resto de mamíferos.

Poco a poco, como si se tratara de la historia de nuestra evolución retratando a nuestros antepasados, estos genes se nos van anulando por nuevos genes adquiridos que anulan a estos genes antiguos. Otro ejemplo de reutilización de recursos, y una lección de que al fin y al cabo, no somos tan diferentes del resto de los seres vivos del planeta.

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