Freddie Mercury (Farrokh Bulsara).

 


El niño tiene apenas unos meses, pero ya sonríe con desparpajo a la cámara desde su carrito, como si intuyera que algún día le crecería el bigote y se haría famoso. El niño se llamaba Farrokh Bulsara, aunque luego abreviaría el nombre (Freddie) y se inventaría un rutilante apellido (Mercury). Junto a él, con gesto serio y un largo pañuelo en la cabeza, posa su niñera. Es la nanny africana que crió a quien a miles de kilómetros de allí se convertiría años después en una estrella de la música.
La fotografía de Freddie Mercury y su nanny fue tomada hace 75 años en Zanzíbar, la isla que pertenece ahora a Tanzania y que en 1947 era aún un sultanato o protectorado del Imperio Británico. Allí había nacido Farrokh/Freddy, hijo de Bomi y Jer, de origen parsi (descendientes de persas que emigraron a la India) y procedentes de Bombay. De aquella niñera no sabemos prácticamente nada. Sólo que sería posiblemente de las primeras personas en escuchar los gorjeos del bebé que con el tiempo sería leyenda por su capacidad para abarcar cuatro octavas.
La infancia de Freddie Mercury fue toda una aventura, a caballo entre Asia y África. En el colegio de Bombay al que fue enviado para estudiar en un internado, le cogió afición al piano, y a los 12 años estaba ya tocando en una banda (The Hectics). Una de sus tempranas influencias pudo ser la cantante de Bollywood Lata Mageshkar, aunque sus viejos compañeros aseguran que lo único que escuchaba era pop británico.
A Zanzíbar regresó en plena adolescencia con sus padres, que trabajaban en las oficinas coloniales. La revolución estalló a los pocos meses y los inmigrantes indios y árabes (considerados cómplices serviles del imperio británico) se convirtieron en objetivo predilecto. La familia hizo las maletas y cargó con sus recuerdos, incluidos los álbumes de Freddie, que acabaría atesorando su hermana, Kashmira.
En el número 22 de Gladstone Avenue, en el barrio de Feltham (suroeste de Londres), empezó la segunda vida de los Bulsara. Estamos en los alocados años 60 y en la capital del imperio. Freddie había cumplido ya los 17 y no tardó en moverse como pez en el agua. Llegó en un clima de declarada hostilidad contra los inmigrantes, cuando el conservador Enoch Powell lanzó su despiadado anatema («ríos de sangre») contra todo lo que venía de fuera.
Freddie corrió un doble velo sobre su origen asiático y su pasado africano. Estudió Arte y Diseño Gráfico en el Ealing Art College y se ganó las primeras libras vendiendo ropa de segunda mano en el Kensington Market. En esos días conoció a su primera novia, Mary Austin, a la que tiempo después le confesaría: «Creo que soy bisexual». («Creo que eres gay», replicó ella).
Antes de todo eso, Freddie hizo una escapada a Liverpool, donde tocó con una banda llamada Ibex (luego Wreckage). La cosa acabó mal y meses después se integró en los Sour Milk Sea. En 1970 se alinearon las estrellas y Freddie se unió al guitarrista Bryan May y al batería Roger Taylor (luego llegaría el baijista John Deacon). Decidieron llamarse Queen, y el resto es carne de película...

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